CULTIVO DE PECES MARINOS EN AMERICA LATINA

por Laura Luchini, Dirección de Acuicultura de Nación
Subsecretaría de Pesca y Acuicultura,  2005.

 

Apoyándome en datos explicitados en un reciente trabajo del Ingº Carlos Wurmann, reconocido especialista en acuicultura de Chile, he preparado este paper para el conocimiento de estudiantes y técnicos en referencia a las producciones experimentales y comerciales de PECES MARINOS posibles de ser desarrollados en la región Latinoamericana, dentro de la cual, está insertado nuestro país; para lo cual se lo ha ampliado y completado con otros datos también interesantes.

El cultivo de peces exclusivamente marinos a nivel mundial está alcanzando una importancia cada vez más relevante; cultivándose en alta producción, especies como el atún de aleta amarilla, el lenguado y el besugo en Japón, Corea y otros países de esa región;  la dorada, lubina y rodaballo en Europa,  o actualmente el aumento de cultivo del bacalao cuya tecnologías de producción ya son controladas (Noruega y Gran Bretaña).  Estas producciones, se unen a las del atún rojo (Thunus thynnus) o de aleta azul. En este último caso, se trata de una  “semi-acuicultura” o “ranching”,  puesto que los juveniles son capturados en el mar y llevados a engordar hasta su peso comercial en grandes jaulas (30 a 40 m de diámetro) e inclusive en barcos “viveros” portantes.   Todo aquellos países que están produciendo peces marinos, pertenecen al área de los industrialmente desarrollados; mientras que es escasa la investigación y producción actual en los países de la vasta área considerada “en vías de desarrollo o subdesarrollo”.   

Según las estadísticas de la FAO, el cultivo de peces marinos en la región de América Latina y el Caribe, no sobrepasó para el año 2002, las 2.300 toneladas,  por un valor de más de 24 millones de dólares; representando un 0,02 % del total producido en  la región.  La acuicultura total para esta región, significó un 5,2% de la producción total de los recursos pesqueros existentes, excluyendo las algas. Respecto de los peces marinos, las estadísticas señalan que solo cinco (5) de los países de la región declaran cultivar comercialmente dichos peces.

La acuicultura mundial está basada en mayor porcentaje en el cultivo de especies de agua dulce y de entre ellas, la “carpa” sigue siendo la de mayor producción. La tilapia, una especie que se cultiva mayoritariamente en agua dulce,  acompaña este gran aumento en producción acuícola.  A estas dos especies tan importantes, se agrega desde hace unas décadas, una gran producción de peces DIADROMOS (especialmente Salmónidos), así como MOLUSCOS; CRUSTACEOS y ALGAS de origen marino.   En toda la producción marina o maricultura del mundo, los peces responden solo al 3% de los volúmenes totales producidos.   

Si países como los de la región de América Latina y el Caribe, pudieran entrar en producción comercial de estos peces, las posibilidades de colocación en el mercado demandante serían amplias,  tratándose de especies conocidas internacionalmente, o bien, algo más dificultoso al tratarse de especies autóctonas, pero no por ello imposible.

Si la demanda de peces de mar es amplia en los mercados y varias especies de agua dulce están reemplazando su ausencia o disminución (debido a sobre explotación de las pesquerías marinas, en algunos casos y en otros ya agotadas), es dable preguntarse PORQUE ES PRACTICAMENTE INEXISTENTE SU PRODUCION  EN LA REGION DE AMERICA LATINA? 

A cualquiera que conozca la actividad de la acuicultura, le resultará fácil entenderlo.  Existen varias respuestas a esta falta de producción y entre las principales se encuentran:

  • Falta de tecnologías desarrolladas por las dificultades encontradas hasta ahora, en el desarrollo de producción experimental de peces marinos, comparado con el desarrollo  logrado con los peces de agua dulce.  El desarrollo de las especies de peces marinos requiere de una infraestructura adecuada y de mayor porte y junto a ello los costos de construcción y equipamiento son mucho mayores, al igual que la cantidad de personal necesario;

 

  • La investigación en el campo del desarrollo de tecnologías para peces marinos se inició hace solamente dos décadas; 
  • las inversiones a colocar por los potenciales productores, sería “de       prueba”,con alto riesgo, tratándose de tecnologías recientes y no sumamente  

avanzadas;  por lo que las empresas deberían depender de financiamiento de otras empresas privadas o bien, de la banca;   

  • Las trabas de tipo económico existentes actualmente en la mayoría de los países del área latinoamericana, junto a casos de inestabilidad política y a tradiciones altamente arraigadas, no ayuda a la colocación de las inversiones necesarias;

 

  • Por otra parte, existe un buen número de investigadores que se dedican al estudio de los peces desde el punto de vista de su biología (en Argentina hasta éstos escasean) y muy pocos que los estudien desde el punto de vista de su producción.  Los investigadores en general, se dedican a la investigación pura y no les resulta “grato” o no son guiados por sus maestros para la realización de trabajos que signifiquen investigaciones directamente aplicadas para aumentar las producciones de los países subdesarrollados y participar en el mejoramiento de sus producciones (tampoco existen, a nivel nacional, planes de investigación que apoyen en general, los desarrollos de piscicultura de peces marinos).

La producción en PECES que domina la Región, está referida en cuanto a volumen, especialmente a los peces DIADROMOS (Salmónidos) y muy particularmente evidenciada por el amplio desarrollo que esta producción (varios salmones y truchas en mar) alcanzó en Chile.  El resto de los países producen peces de diferentes especies de agua dulce (esturión, cachama, pacú, tilapia, carpas, truchas, pirapitai, jundiá, surubí, etc.).  Pro otra parte, las producciones de peces marinos fueron las últimas en avanzar en desarrollo en Latinoamérica, pues primero se iniciaron las producciones de MOLUSCOS y luego los CRUSTACEOS en aguas marinas. De todas formas, es importante mencionar que algunos pocos países de la Región iniciaron actualmente o hace pocos años, experiencias para cultivos no-comerciales de peces marinos; que aunque no figuran en estadísticas se llevan a cabo con tesón.
 
Las Universidades de Puerto Rico y Miami y el Instituto de Investigación de Taiwán, presentaron en la WAS del 2003, varios resultados de cultivos sobre el “COBIA o MAHOU” (Rachycentrum canadum). En algunos casos, como en Estados Unidos, ya se están produciendo millares de juveniles para su engorde en jaulas de 10 m de diámetro y 6 m de profundidad.   Se trata de un pez de altísimo crecimiento (6-8 kg en 1,5 años) , que sorprende por ello , en los cultivos en cautiverio que se realizan hasta ahora en forma comercial en Taiwán (primer país en iniciar su estudio y producción). Actualmente,  también incursionan en el cultivo de este pez, Cuba y Brasil (denominado “bijupirá”) y en este último país ya se ha avanzado bastante. Lamentablemente, se trata de un pez de asombroso y rapidísimo crecimiento que se encuentra ampliamente diseminado hasta alcanzar la costa sur de Brasil, pero que no llega a las costas argentinas, debido a sus requerimientos de aguas cálidas con elevadas temperaturas (26-27ºC).  Debido a la excelencia de su carne y a su rapidez en crecimiento, se considera que el cobia competirá en su fase comercial con el salmón y el bacalao, ambos en mercados actuales, a tal punto que el 80% de las jaulas de cultivo en Taiwán, están actualmente, manejando esta especie. 

 

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                                             Desarrollo de Paralichthys sp

 

Otros peces, algunos de ellos nativos y otros introducidos, comienzan a producirse en las aguas del Atlántico y del Pacífico.  Entre los primeros se destacan los “LENGUADOS” (varias especies autóctonas y exóticas) que se cultivan experimentalmente en Chile, Ecuador, Perú, Brasil y también Argentina. Ecuador produce además en forma comercial y a baja escala el Scianops ocellatus (corvinón) y Brasil también en baja escala, el grouper Epinephalus sp, el Centropomus (róbalo brasileño) y está desarrollando otros aceleradamente (bijupirá y Lutjanus sp.).  Lo limitado de las experiencias actuales, hace difícil predecir los resultados a nivel comercial actual, pero demuestran ciertamente un gran interés en este tipo de desarrollo. El lenguado Paralichthys orbignyanus, por ejemplo, que se cultiva experimentalmente en Argentina y Brasil, está mostrando buenos resultados en cuanto a crecimiento y por las experiencias realizadas en ese último país, se conoce que podría ser cultivado en una salinidad que abarca los 2 y 30 por mil, determinándose en el período de 12 meses de investigación, que la salinidad podría bajarse sin perjuicio en el crecimiento y respuesta organoléptica, al menos hasta los 11 por mil de salinidad. Ello revelaría un comportamiento importante para su futuro desarrollo, ya que el mismo podría abarcar aguas marinas, salobres y de baja salinidad, prácticamente dulces (similares al cultivo del camarón malayo). 

Chile, es el país más avanzado en cuanto a desarrollo de peces marinos (se inició con rodaballo y lenguado nativo) y está iniciando investigaciones en corvinas, róbalos, meros y otros peces que poseen condiciones aptas de buen crecimiento y demanda en el mercado internacional.  Se estima que se tardarán años en alcanzar un mercado tratándose de las especies menos conocidas, de carácter nativo; para que una vez desarrolladas sus tecnologías, puedan alcanzar los mercados en cantidades apreciables y más aún que éstas lleguen a los centros de comercialización de los países industrializados que las desconocen.

Entre las especies nativas más importantes en cuanto a desarrollo y potencialidad de comercialización, se sitúa la MERLUZA ASUTRAL, cuyo cultivo es llevado adelante por Chile desde hace unos años, tratándose de un pez de amplia demanda comercial y calidad; que podría ofrecerse seguramente, en fresco y congelado en el mercado español.  Su cultivo experimental, está muy avanzado, con una base de hatchery  en el sur chileno y se calcula que podrá comenzar a producir volúmenes interesantes en breve plazo. De este pez, los expertos opinan que podrían producirse miles de toneladas en esta década y más aún en la  próxima (Wurmann, 2005).

En el caso de los Túnidos, estos peces comenzaron a ser “engordados” en grandes jaulas inicialmente en las costas de Murcia (España) sobre el Mediterráneo.  Desde que comenzó este engorde en 1966, la producción en dicho país aumentó notablemente, habiendo pasado de las 4000 toneladas durante las últimas tres campañas. Últimamente ha habido un exceso de producción en el mercado. En el caso de América Latina, esta especie se produce principalmente en las costas del Pacífico frente a Panamá y México. En este último país, se produce este atún en grandes jaulas, sembradas con juveniles capturados en el mar (que abarcan peces de muy diferente tamaño) que son trasladados a las jaulas donde se inicia su alimentación (sardinas naturales).  Existen varias empresas dedicadas a su cultivo y debido a la escasez de juveniles que podría producirse, junto al desconocimiento real de la biomasa del stock pesquero existente de este pez, las autoridades de México han colocado limitaciones para producción a las nuevas empresas que desean instalarse;  permitiéndoles solamente el engorde en tres jaulas de 40 toneladas/año para cada una.  Debido a estas limitaciones, las empresas están pensando en engordar jurel y atún de aleta amarilla en la misma zona en aquellas épocas donde la producción del atún azul disminuya. Muy recientemente, se ha formalizado una solicitud para cultivo del atún de aleta amarilla , que se cultiva hoy en día en estados Unidos y Japón. El proyecto está planificado para una producción inicial de 250 toneladas por año, sobre la costa del Pacífico. La empresa ya cultiva esta especie en Panamá (Panorama Aquicola, 2005). La inversión inicial sería de poco más de 1 millón de dólares y a partir del tercer año se aumentaría a 2,8 millones (la expectativa de exportación se ubica en 8,1 millones de dólares para los dos primeros dos años). El atún tiene gran demanda en el mercado para la elaboración de “sushi”. Las cotizaciones en el mercado internacional mencionan los 6,25 dólares/kilo de pescado. Actualmente, existe un centro especializado en Panamá para desarrollo de las técnicas necesarias para reproducir las más valiosas de estas especies y cultivarlas hasta su peso de cosecha.

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El sistema de jaulas es el más ampliamente empleado en el cultivo de peces marinos en el mundo. Es relativamente barato y ofrece buenas condiciones de cultivo, proporcionando además a los cultivadores una amplia flexibilidad para expansión de sus producciones.  Según Beveridge (2004) se estima actualmente que existen 40.000 jaulas solamente en Europa para el cultivo de salmones y pargos.  A partir de fines de los años ´60, cuando el sistema fue ampliamente aceptado por la industria de la maricultura, se produjeron considerables cambios en los modelos y los materiales empleados en su construcción.  Gradualmente aumentaron su tamaño, a medida que la experiencia demostró que estos peces tienen mejor respuesta en las jaulas de mayor volumen.  Actualmente, la mayoría de las jaulas destinadas a la maricultura, poseen operaciones con volúmenes de 1.000 a 3.500 m3.  En los años 80, las estructuras de madera fueron  reemplazadas por caños galvanizados y en los 90, por material plástico de perfil circular, robusto y menos costoso.  Entre las desventajas del empleo de este tipo de jaulas, se destacan los costos operacionales, la pérdida de alimento ración y los costos altos de mantenimiento debido a las incrustaciones; además de algunos problemas medio ambientales para el caso de altas producciones. Por otra parte, son todavía vulnerables a las tempestades, los accidentes, vandalismos y robos.  Otra alternativa, para evitar mayores problemas medio ambientales es salir a producir mar afuera (offshore) con jaulas semi sumergibles como las actualmente desarrolladas, con capacidades de 2.500 a 6.000 m3.  Estas jaulas permanecen estables, aún por temporales bravos. Recientemente fue instalada en Irlanda, una jaula de prueba de una empresa que desarrolló aún, mayor volumen de 22.000 m3. La posición se mantiene por medio de anclas de 1 ton cada una, además de otras varias auxiliares.  Este tipo de tecnologías para offshore suelen ser complejas, restrictivas y muy caras.  Desde el punto de vista del manejo, también son complejas en comparación con el tipo  de jaulas convencionales. Antes de invertir en ellas es necesario calcular los costos de adquisición, instalación especializada y capital operacional (incluyendo combustible necesario y tiempo de viaje).     

Dentro de este panorama global, es difícil según Wurmann (2005), pronosticar producciones para los próximos años, puesto que los desafíos tecnológicos para los países de la región son grandes.  Muchos de estos países carecen de laboratorios o infraestructuras especializadas para tales tecnologías, carecen de personal especializado en la producción de cultivos intermedios de alimentos naturales (microalgas, rotíferos y artemia) y falta aún desarrollar raciones balanceadas adecuadas a los requerimientos de las diversas especies de peces marinos. La falta de conocimientos sobre estos  requerimientos nutricionales tampoco ayuda, y debe trabajarse en la mayoría de los casos “a prueba y error”; especialmente tratándose de especies autóctonas. Por otra parte, se desconocen las enfermedades que pudieran afectar a los peces en los cultivos de desarrollo comercial y finalmente en algunos de estos países, no se encuentran todavía disponibles los estudios económicos para indicar a los futuros productores el monto de inversiones necesarias (fijas y operacionales).     

A ello, se suma el hecho de que muchos de los países del área carecen de normativas administrativas y legales para la instalación de estos cultivos. En el caso de Argentina, en general, las costas de su litoral marino no son propicias para desarrollos a llevar a cabo en jaulas costeras a costos accesibles actualmente, por lo cual la operación deberá realizarse en estanques o tanques con sistemas de semi-recirculación o recirculación completa, lo que encarecerá  los costos de inversión fija y operativa (en comparación con las jaulas simples convencionales o los estanques costeros); pero ofrecerá mayor seguridad.  Ello afirma el sentir de los expertos, que piensan que el panorama es restrictivo para algunos países y solo unos pocos han logrado o lograrán superarlo actualmente.

Estas situaciones, por el contrario,  no se aplican a los cultivos de MOLUSCOS  (bivalvos o univalvos) e inclusive a algunos cultivos en mar, como el de trucha , por lo que serán probablemente éstos, los que se desarrollen con mayor intensidad en nuestro país. Para el caso de Argentina, existen varias ventajas para este tipo de cultivos marinos en general. Las ventajas más importantes están conformadas por:

  • la “pureza de sus aguas”,
  • la escasez de poblaciones asentadas sobre el litoral marítimo (lo que limita la contaminación antrópica)  por comparación con otros países;
  • el amplio rango de latitud que podría abarcarse con diferentes cultivos de especies nativas aptas para este desarrollo (lenguados , meros, róbalo, besugo, corvina, grouper u otros de carácter  comercial probablemente importante);
  • Argentina  cuenta además con una amplia infraestructura  de plantas de procesamiento pesquero, directamente asentadas sobre el litoral marino; 
  • La industria pesquera está claramente orientada a la exportación de sus productos, con importantes expectativas de generación de divisas y conocimiento amplio de los mercados;
  • Una industria que podría apoyar la reconversión de los pescadores artesanales a cultivo;
  • Y que puede generar empleos aptos en las regiones del amplio litoral marítimo;

 

La ventaja más importante para tal desarrollo, es que los países industrializados del mundo son actualmente grandes importadores de productos pesqueros y seguirán siéndolo en mayor medida en los próximos años, cuando sigan disminuyendo los recursos provenientes del mar. Estas ventajas no existen en la Europa actual, ni en los Estados Unidos, ni en Asia;  confiriéndole a toda la región de América Latina y el Caribe una posibilidad importante de desarrollo en piscicultura marina, con un horizonte calculado (según los especialistas), hacia el término de los próximos 30 años.  Durante la presente década, la actividad no tendrá un desarrollo demasiado espectacular. Para el 2010 se calculan volúmenes iniciales importantes para el cobia, la merluza austral, lenguados, besugos, pargos, groupers y róbalo (Centropomus sp de Brasil), además de las actuales producciones por ranching del “atún de aleta azull” u otras especies de Túnidos. 

Si bien las inversiones serán evidentemente altas, solucionarían problemas de desabastecimiento de pescado marino y podrían generar mayor empleo para plazas de trabajo directo e indirecto, además de una industria especializada en maricultura que acompañe el crecimiento.  La industria de cultivo de mar, será orientada evidentemente hacia las exportaciones a países como Estados Unidos, Europa, Japón y otros ya  industrializados, con lo cual la misma no contribuirá directamente a la “seguridad alimentaría del continente”;  pero, indirectamente,  dejará divisas y generará empleo.   Se necesitará para alcanzar un desarrollo comercial, el apoyo desde los gobiernos centrales, junto a sus estados o provincias involucradas, específicamente,  en maricultura.  El crecimiento del cultivo de los peces marinos es suficientemente atractivo en la región, como para que actualmente varios países lo contemplen dentro de sus políticas de desarrollo y su planificación económica.  

 

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